lunes, 10 de noviembre de 2014

Fauna de Galapagos

La Tortuga Marina (Cheloniidae): es increíble ver a este gracioso animal mientras buceas. La tortuga marina verde del Pacífico es la única tortuga marina residente de las Galápagos, y desova entre los meses de diciembre a junio. Durante estos meses es posible enrolarse como voluntario en el Centro de Investigación Charles Darwin para trabajar contando los nidos y marcando los huevos –una excelente manera de vivir una experiencia práctica en las islas.

Iguanas Marina (Iguanidae): Te aseguramos que te toparás con estas criaturas tan pronto como llegues a las Galápagos. Este es el único lagarto en el mundo que vive en el océano, y tres de las especies que verás en las islas son endémicas. Verlas durante el apareamiento es grandioso, pues su piel negra se vuelve rojo brillante cuando las iguanas quieren atraer a los machos. 
Iguanas de Tierra (Iguanidae): También endémicas de las islas, estas coloridas criaturas son igualmente espectaculares. A las iguanas de tierra les encanta el cactus espinoso, y se paran sobre sus patas traseras para alcanzar la flor. Tienen una lengua áspera y resistente, por lo que no necesitan sacar las espinas al cactus antes de comerlo. 
Lagartos de la Lava (Iguanidae): No tan brillantes, pero igual de interesantes, estos lagartos endémicos se encuentran prácticamente por todas partes en las islas. Algunas veces pueden estar salpicadas de anaranjados o rojos decorando su mandíbula, y parece que hicieran flexiones cuando tratan de cortejar a una hembra. Existen siete especies en las islas.
El Cormoran (Phalacrocoracidae): Aquí encontrarás el único cormorán en el mundo que no vuela. A través de los años evolucionó convirtiéndose en un gran nadador y perdiendo su capacidad para volar. Podrás ver esta ave en el lado oeste de Isabela, el tiempo y el viaje valdrán la pena cuando veas a este sorprendente torpedo en el agua. 

Pingüinos (Spheniscidae): Este es el único pingüino de las aguas ecuatoriales (aguas cálidas), y también el que habita más al Norte, ya que el resto se encuentran en el hemisferio Sur. Las mayores concentraciones de pingüinos se encuentran en las islas Isabela y Fernandina, pero si tienes suerte podrías alcanzar a ver una colonia pequeña en Bartolomé.

Albatros de las Galapagos (Diamedeidae): éste es un residente de las Galápagos; si vienes a las islas entre abril y diciembre lo podrás ver en Santa Cruz. Es absolutamente gracioso en el aire, y puede estar en el mar durante meses e incluso años sin tocar tierra. Pero su manera de despegar y aterrizar resulta cómica, pues los pájaros se forman en una línea como aviones en el aeropuerto esperando indicaciones de la torre de control. El cortejo de estas aves también es único; vale la pena viajar a las Galápagos en octubre, cuando esto generalmente ocurre. 


Piqueros (Sulidae): de patas azules, de paras rojas y enmascarados, los piqueros se encuentran en la mayoría de las islas del archipiélago, siendo los de patas azules y los enmascarados los más comunes. Estos increíbles buzos se sumergen a profundidades de 8 metros para atrapar sus presas. Uno de nuestros recuerdos favoritos de las Galápagos sucedió mientras buceábamos con esnórkel, cuando un piquero se sumergió en el agua a menos de tres metros de nosotros para atrapar un pez. Son coloridos, interesantes y divertidos de observar (especialmente durante el cortejo).

Las Fragatas (Fregatidae): A estos sinvergüenzas no les gusta mucho pescar, mejor prefieren distraer a los piqueros y otras aves para robarse su caza. Durante el cortejo resultan aún más espectaculares: el macho infla una capa de piel roja debajo del pico y parece un gran globo rojo con impresionante colorido. 


                                                     

Los famosos pinzones (Fringillidae): Qué sería de las Galápagos sin los pinzones de Darwin? Mantén los ojos abiertos, pues se encuentran por todas partes y hasta pueden comer directamente de tu mano. Existen 13 especies endémicas, diferenciadas por su tamaño y la forma del pico. Una actividad divertida es tratar de distinguirlos e identificarlos ¡pero no es fácil!
Otras aves que se pueden mirar son los papamoscas, las golondrinas, las gaviotas, las golondrinas de mar, los ostreros, los halcones, los flamingos, los pelícanos, las garzas, otras aves tropicales...

Para los observadores de aves más dedicados, recomendamos The Collins Field Guide to the Birds of the Galápagos (Guía de Campo Collins de las aves de las Galápagos) escrita por Michael Harris et al., o A Guide to the Birds of the Galápagos Islands (Guía de las Aves de las Islas Galápagos) de Castro y Antonia Phillips. 


Mamiferos Entre los mamíferos de las islas Galápagos se cuentan dos especies de murciélago, dos especies endémicas de ratas, y sus mamíferos más famosos: el león marino y la foca de pelo de las Galápagos. No te cansarás nunca de ver estas juguetonas y hermosas criaturas nadando en el agua y balanceándose sobre la tierra. Pero asegúrate de no tocar a las crías, ya que las madres los reconocen por el olor, y el bronceador, el desodorante o los olores humanos pueden camuflar la esencia y dejar a las criaturas sin la protección de su madre.

Bajo el mar hay un rico mundo con peces tropicales, corales, tiburones, anguilas, rayas, delfines y más.

 FLORA



La flora de las islas es tan interesante como diversa. En las islas Galápagos se pueden identificar tres zonas principales: una zona litoral, una zona árida y una zona de transición. También se puede señalar zonas de miconia y de helechos en las islas. Los manglares son el principal tipo de plantas de la zona litoral, en la que las plantas son capaces de tolerar niveles altos de sal. 
La Flora de Galápagos marca el paso

Las conclusiones científicas concuerdan en que la flora de las Islas Galápagos empezó así:
1. Con esporas y semillas llevadas por los vientos y "retenidas" casualmente por las nuevas islas en el medio del mar.
2. Con semillas adheridas a las patas y/o plumaje de aves migratorias.  Otra opción es que internamente, se dio su transporte en el tracto digestivo.
3. Con balsas flotantes de vegetación llevadas por ríos hasta llegar al mar y tomar contacto con las corrientes marinas.
Ocurrió antes, ocurre ahora y seguirá ocurriendo.  Sin embargo, no todas las semillas se
pueden fusionar con el terreno rocoso. En efecto, sólo aquellas plantas con necesidades simples de germinación se podrán adaptar a este inhóspito ambiente, en donde la supervivencia es la regla de cada día.
Desde la costa hacia las zonas altas, en Galápagos se han definido cinco zonas de vegetación:
1.                 Costera. Las costas son ambiente salino, y así las plantas que aquí habitan poseen características fisiológicas que les permiten sobrevivir condiciones hipersalinas.  Como representantes clásicos tenemos el Mangle Rojo y sus espectaculares raíces aéreas, el Monte Salado y la Gloria de la Mañana.


2.                 Arida. El territorio de los Cactus! Los grandes y famosos cactus Opuntia (las tunas) habitan esta zona como dominadores del terreno, y proveen de alimento a vertebrados como tortugas e iguanas terrestres. Los elegantes cactus Candelabra, pertenecientes al género Jasminocereus, complementan a las lavas más nuevas que albergan al cactus de lava (género Brachycereus. Otro clásico representante de la zona de mayor endemismo en las islas, es el Palo Santo.  Plantas deciduas y anuales de esta zona le cambian el paisaje a Galápagos al llegar los cambios climáticos. Quién esperaba ver un desierto tropical!
3.                 Húmeda. Epífitas como orquídeas, musgos, helechos y líquenes habitan esta zona de constante humedad (muy parecido a un bosque nuboso), y así decoran naturalmente a los pocos árboles y arbustos.  Entre los representantes principales está el grupo de plantas del género Scalesia (la contraparte floral evolutiva de los Pinzones de Darwin), Uña de Gato, Tournefortias, entre otras. No mucho se dice de la zona alta de Galápagos, y en realidad es aquí en donde encontramos un micro clima muy interesante que con el tiempo ha dado suficiente aislamiento de la zona árida.
4.                  Miconia. Particularmente observada en San Cristóbal y Santa Cruz.  Esta zona posee a su mayor representante, la Miconia, la cual requiere altos niveles de humedad para su supervivencia.

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